Quiero compartir con ustedes esta vivencia que me contó mi amigo Facundo:
“Pregunté a
Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares, a lo que Teresa contestó: Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor. Cada vez que yo entraba a la casa de
Me pregunto si ¿Siempre estoy donde me necesitan? y ¿Cuántas veces he dejado de hacer cosas por falta de amor ?
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